Clínica
Fetal
El
intervencionismo en perinatología actual ha llevado a múltiples
intentos de corregir médica o quirúrgicamente la patología
fetal susceptible con el objeto de aliviar o mejorar las diferentes enfermedades
del feto.
Desde
las primeras etapas del desarrollo de la ultrasonografía se han
creado técnicas para tratar malformaciones congénitas fetales
que pueden causar daño irreversible en su evaluación intra
útero.
Hemos
escuchado múltiples conferencias sobre medicina cirugía
fetal con alentadores resultados en algunos casos y devastadores en otros.
Recordamos
los primeros registros internacionales de cirugía fetal con sede
en Canadá y EE.UU. donde se descartaban definitivamente las derivaciones
para hidrocefalia y las correcciones por cirugía abierta. La primera
era de la fetoscopía diagnosticada y/o terapéutica y las
cordoncentesis, no estuvieron exentas de riesgos y fracasos.
Actualmente
muchos de nuestros colegas dedicados a la perinatología y medicina
fetal han recibido entrenamiento en el extranjero con múltiples
sacrificios y han intentado crear en Chile centros o unidades para establecer
procedimientos bien estructurados para dichas patologías fetales
y corrección de malformaciones cada vez más frecuentes y
mejor diagnosticadas.
El
entrenamiento en centros extranjeros de algunos de nuestros colegas puede
crear impulsos de audacia, a veces muy efectivos, que llevarían
finalmente al éxito con la constancia y buena elección de
los casos.
En
1986 publicamos trabajos en los cuales establecíamos que no nos
podíamos quedar en la fase contemplativa, cuando diagnosticábamos
malformaciones fetales compatibles con la vida y debíamos actuar.
Tampoco podíamos crear falsas expectativas, especialmente a los
familiares de estos pacientes fetos en cuanto a su mejoría parcial
o total.
Hacemos
hincapié en que el enfoque de la medicina actual conlleva la nueva
legalidad de los procedimientos médicos. Debemos tener mucho cuidado
con los consentimientos informados. Las malformaciones susceptibles de
ser corregidas tienen, a veces, una alta letalidad previa. Muchas de ellas
tienen un diagnóstico tardío con el consiguiente deterioro
fetal. Esto debe estimular a los ultrasonografistas para prepararse cada
vez más, con mayor perseverancia en el diagnóstico prenatal
por ultrasonido.
La
ultrasonografía nuevamente adquiere una gran dimensión y
es una gran ayuda, tanto en los diagnósticos como en los tratamientos;
tanto en la toma de decisiones a corregir, como en la de no corregir.
Dr.
Nelson Rodríguez T.
Editor
Jefe
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